domingo, 30 de agosto de 2015
ALEX BREAVE EN BALI
Siguiendo su acostumbrada y ya conocida historia de viajar por el mundo en vida o en la muerte, Alex Breave se lanzo a una nueva aventura por los mares del Este. Un día llegó a una lejana isla de al oriente de Java. En esos tiempo poco conocida, pues era casi inaccesible por su distancia, y por la piratería de esos mares. Se había poblado por una gran invasión de gente venida de la India y construyeron toda una civilización con sus tradiciones y su arte, así como su arquitectura que, aún podemos apreciar en los antiguos templos que en medio de la selva se encuentran casi intactos. En la Playa de Kuta instalo una champa y comenzó a construir su futura casa. Viajaba a veces dos o tres días a la semana a Denpasar, que era la ciudad más grande de la isla y ahora su actual capital. Se dedicó a conocer más de la isla que no era tan pequeña como se lo imaginaba pues medía más o menos 5,600 y tanto kilómetros cuadrados, con mucho ánimo subió al volcán Grunung Batur y vio su inmenso lago de agua dulce. Allí en sus costas estaba una linda aborigen bañándose en sus tranquilas aguas. Alex Breave de inmediato se enamoró, no sabía si por el pelo negro azabache de la baliseña, o de la belleza del entorno, o de sus pechos núbiles y erectos. Ella le sonrió sin malicia pero con recato trato de taparse ante los ojos penetrantes de Alex. Este se puso un poco nervioso y trato de disculparse en más señas que otra cosa puesto que no hablaba su idioma. Poco a poco se fueron acercando y se hicieron amigos. Ella, Visyayana, dijo se llamaba, le enseñaba su lengua y él lo poco que podía decir de su tierra origen. Ella le llevo a pasear por los bosques y playas. Surgió una gran amistad y le presentó a su familia. Gente muy cariñosa y amable. Comieron deliciosos platillos adornados con flores y hojas de olores y sabores exquisitos. Lo llevo al Penatran Sasin, un templo que guarda aun el tambor más grande del mundo hecho en bronce, de dos metros de diámetro, y conocido por el nombre de “La Luna del Penjen”. En sus andanzas fue a Gunung Kawi donde en la roca están los nichos dedicados al Rey U-dayana, famoso por sus labores de desarrollo y culturización del pueblo de Bali. Subió con Visyayana hasta Kintamani montaña sagrada de unos mil quinientos metros de altura donde se apreciaba el lago Batur. Bajaron por la pequeña selva que los llevo al templo escondido de Sebatu y Ubud donde se aprecian las galerías de tiempos perdidos y en medio de ese encanto hicieron el amor hasta el anochecer.
Alex se quedó dormido junto a Visyayana. Al despertar la busco y salió por la selva corriendo hasta llegar a la casa de la familia de Visyayana, o al menos al lugar donde estuvo con ella y su familia. Pero en el lugar solo había escombros y ruinas. Camino hasta el pueblito más cercano y pregunto por Visyayana y su familia. La gente le miro con asombro y luego de un silencio casi sepulcral le dijeron que esa familia había desaparecido hacia muchísimos años y que eran los cuidadores espirituales del templo de Sebatu Y Ubud. Camino como sonámbulo por las playas, la busco por el templo real de Mengwi, por la plaza de las orquídeas y frutas, las terrazas de arroz de Jatiluwith, por el otro antiguo templo de Batu Karu, y a Mas donde los artesanos desde tiempos inmemoriales tallan la madera y fue allí donde en un retablo sobre el quicio de una pared vio la imagen grabada en alto relieve de su amada Visyayana. Un viejo artesano le miro y con mucha seguridad le dijo: “A Usted lo enamoró nuestra diosa? Ella solo lo hace con gente muy especial. Por eso le regalare esta tablilla con su imagen para que la recuerde”. Dio la vuelta y se fue. Cuando Alex Breave quiso preguntarle algo el anciano había desaparecido. Fue el último día de Alex Breave en la isla misteriosa de Bali.
MARIANO MARIN Granada 30 de Agosto 2015
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