martes, 22 de abril de 2014

LA PLACITA DE XALTEVA Y LA TRISTE VIDA DE ARTHUR ORTON

LA PLACITA DE XALTEVA Y LA TRISTE VIDA DE ARTHUR ORTON POR: MARIANO MARIN En el Oeste de Granada está el actual barrio y antiguo pueblo indígena de Xalteva. Donde nació la ciudad. Nombre que viene del náhuatl: xalli: arena, teptl: cerro. Fue el lugar donde se encontraron por primera vez indígenas y españoles. Es actualmente uno de los barrios granadinos más antiguos e históricamente importantes. Allí, se dieron las primeras pláticas entre Nequecheri, Jefe de los Xaltevas, y Gil González, el conquistador español. También han librado batallas que han determinado la vida del país y de la soberanía de Nicaragua. Como la del General José Dolores Estrada Vado que, montado sin bajar de su potro “El Alazán”, esgrimió su espada por casi 24 horas, contra los invasores, y soldados vendidos al último de los movimientos imperiales de Iturbide, y nuestra Independencia. Posteriormente en este barrio se establecieron algunas familias venidas de Inglaterra y Australia, como los Tichborne. Una de las damas hija de esta familia, Lady Tichborne, tuvo el desliz de concebir a un hijo apócrifo, y tolerante, Arthur Orton. Ella murió a temprana edad en el año de 1875, única heredera legal, de la familia, y los zopiloteros parientes entablaron una querella contra Arthur, que sin lágrimas ni piedad, jamás creyeron en el obeso, alcohólico y analfabeto hijo prodigo de Lady Tichborne. La desgracia tocó a la familia y perdieron en la siembra y venta del añil casi toda la fortuna que poseían. Los acreedores del momento apoyaban a Orton para poder conseguir, al menos la esperanza, de que les pagaran algunas de las deudas de los Tichborne. Legítimo heredero ante la ley. También contaba con la amistad y ayuda de Francis J. Baigent anticuario reconocido, y de Edward Hopkins, vecino de los alrededores de la placita y amigos de Orton. Orton requirió al sombrero de copa, el traje de cáñamo, y al bastón con puño de plata para recorrer las calles de la ciudad, buscando inspiración de cantina en cantina, de galpón en galpón, de burdel en burdel. Era un anochecer de Octubre, cuando la luna color de miel se pone redondota como una pelotota en el callejón, y sobre la pila de aguas comunicante en dos rectángulos y central del parque de Xalteva. En una nube alcohólica venida del centro del cielo, Dios le visitó. Y le mandó a la casa de los jesuitas que tutelaban la parroquia del barrio y primera iglesia construida de la ciudad. Coincidió la visita del Señor, con la fiesta del “Transito”, que se celebraba con alegría y derroche de comidas y bebidas, traídas de las tierras y fincas cercanas a la ciudad. La visita del Señor, le dio ánimos al obeso Arthur. Todo iba bien en los trámites de la legalización de la herencia, hasta que una carta venida de Londres, firmada por el padre Gudrun, Provincial de los Jesuitas, denunciaba la impostora y bastarda vida de Arthur Orton. Su efecto, produjo la terrible e inminente muerte de Arthur. Días después, pavoneándose por el borde de la Placita, un carruaje corriendo desmedidamente con unos briosos y azabaches caballos, en la Calle Real, lo aventaron contra los muros de piedra basáltica, arrollándole, descerrajando su cabeza, y toda su humanidad. Terminando así la triste y pobre esperanza de heredar las pocas tierras y posesiones de los Tichborne. En su defecto, y a pesar de la visionaria visita de Dios en la pila del parque, todo lo reclamado por Arthur, quedo a manos de la Sociedad de Jesús. Ni sus acreedores y amigos pudieron ante el poder de la orden de San Ignacio de Loyola. Regidores de la parroquia del barrio de Xalteva. El que seguirá siendo uno de los barrios de misterio y mayor personalidad de la ciudad de Granada.

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