domingo, 26 de octubre de 2014

ASESINATO FRUSTADO Por: Mariano Marín El Mayor Hodgson se presentó en la oficina del Coronel Omier, que aun en este momento era el jefe de Seguridad del Estado y del Ministerio del Interior de la región sur del Atlántico nicaragüense, bajo un abanico de techo con un delicado chirrido de falta de engrase o de vejez,colgaba al centro de la oficina. Airando levemente el sofocante y húmedo calor del caribe. Natasha Hodgson le avisaba que, todo estaba listo para la partida al Hotel Hollywood, donde llevarían a una pareja de la oficina de inteligencia americana, desde donde le dispararían al Capitán Obama, visitante de Burkina Fasso. La rebelión se había venido fraguando desde hacía un buen en tiempo y este sería el momento ideal para aprovechar el levantamiento de la oposición al gobierno central. Hodgson vio en esto su ascenso y nuevo logro económico y de poder para manejar el tráfico y contrabando que desde hacía un tiempo tenía que compartir con su jefe, lo cual ya no quería. Casi todo se lo llevaba “este hijo de puta Coronel” y a él le daba solo migajas. Si algo fallaba su cabeza adornaría la oficina pues obviamente el seria el culpable pues, el Coronel jamás de los jamases, lo verían como parte de ese complot. Un búlgaro que trabajaba con el consulado en Bluefields estaba en el complot y decían tenía sangre fría, buena puntería y desaparecía cuando pasaban estas cosas, aquí o en cualquier parte del mundo donde había trabajado. Una alemana que lo acompañaba era igual de eficiente y de fría. “Hay que tener seguridad que viaje en el Mercedes, ya sabés.” Dijo el Coronel. “Acordate que el ruso que vino a revisar el viaje del negro este del África, es de la SKF y antes fue de la KGB, no vaya hacer que haga un cambio y se consiga salvar el negro ese. ¿Me entendes?”, “Si jefe”, dijo Hodgson. Y salió de la oficina. El Coronel se quedó elucubrando y como la lechera ya se veía mandando todo el Atlántico de Nicaragua. Los soldados con sus radios y walkie-talkies postados a lo largo del trayecto revisaban todo lo que pasaba y a las personas que veían sospechosos. El plan era perfecto pero había una piedra en el camino: Sergei Butin, el ruso. Este se dirigió al Capitán y le sugirió cambiar de carro, pues el Mercedes no le daba buena espina. “Pero este es un verdadero tanque”, le dijo Hodgson. “Sí”, dijo el Capitán Obama, “lo hice especialmente para garantizarme seguridad”. “El cambio repentino es lo mejor en estos casos”, dijo el ruso. “Vaya en el Chevrolet o en el la camioneta Toyota blindada. Créame”. Pero el ruso era terco y estaba en juego su vida. “En Rusia los dirigente hacen caso de los jefes de seguridad personal y hasta en los Estado Unidos, lo hacen”, dijo Sergei. “Pero este no es su país”, dijo el Coronel Omier y yo soy el responsable del gobierno de esta región del país”. Hicieron lo que sugirió el ruso. Al salir desde una azotea cercana un disparo sonó y el Mercedes blindado como un tanque y resistente como otro, voló en mil pedazos. El Capitán asustado reconoció lo que se le había advertido. Se volvió un pandemonio y de todas lados disparos cruzaron hiriendo a muchos, matando transeúntes, militares, policías, perros, chanchos, gatos, en fin todo, hasta que de pronto del aire se escuchó un ruido ensordecedor. Un helicóptero MI 24 con unas loncheras llenas de misiles lanzaron unos cuantos y unas ráfagas de sus ametralladoras calmaron la situación. El Capitán se salvó, y ya en calma, aprehendieron a los culpables conspiradores; del helicóptero descendió vestido de militar, lleno de medallas, barras y estrellas, el General de Brigada: ALEX BREAVE. "El Gran Hombre del pueblito del río". Todo el mundo volvió su mirada ante la presencia de tan imponente figura. Aprovechando la situación, el ruso se fue casi sin ser notado. El búlgaro y la alemana huyeron por los senderos aledaños al río Rama, fueron arrestados poco después. el General de Brigada que ya desde rato los venía siguiendo, ordeno fusilarlos de inmediato. El Capitán Obama regreso a su país, donde murió en un enfrentamiento mortal en su propia residencia. El General Breave regreso a Europa a terminar sus estudios. Solo se supo de su regreso cuando logro su sueño eterno, quedar inmortalizado en el monumento de la plaza del pueblito a orillas del río San Juan de Nicaragua. donde en su juventud cazó con sus propias manos sábalos y cocodrilos. Granada 25 de Octubre del 2014. - 16:24.

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