Descubrimiento del Cacao
Hace ahora 500 años, y en un encuentro fortuito entre una canoa maya y una barco español, un niño de catorce años de edad observó atónito cómo unos comerciantes mayas se desvivían por recoger unas almendras que se les habían caído en la nave donde él viajaba junto a su padre y toda la tripulación. Así nos lo relata él mismo en su apasionante libro "Historia del Almirante": “las que pareció que estimaban mucho, porque cuando fueron puestas en la nave las cosas que traían, noté que, cayéndose algunas de esas almendras, procuraban todos cogerlas, como si se les hubiera caído un ojo”.
Estimamos que pudo ser el 13 de agosto de 1502 y el lugar la Isla de Guanaja (actualmente la isla de los Pinos en Honduras). Estaba a punto de producirse por casualidad, como ocurre en la mayoría de las cosas importantes en nuestras vidas, un acontecimiento histórico que revolucionaría la gastronomía mundial. El jefe maya de la canoa, el señor de Yumbé (jefe camino), regalaba a Hernando Colón un preciado regalo: habas de cacao. En este preciso momento se inicia la apasionante Historia del Chocolate.
Ese niño era Hernando Colón. Hijo natural de Cristóbal Colón y primer Colón español que acompañó a su padre en su IV viaje de descubrimiento (1502-1504) siguiendo la Ruta de las Especias, anteriormente realizada por Marco Polo. Durante esta odisea el Almirante, como le llama habitualmente su hijo, también descubrió lo que hoy conocemos como Centroamérica, es decir: Honduras, Nicaragua, Costa Rica y Norte de Panamá.
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